sábado, 2 de julio de 2011

Recuerdo de mi Querido INBA


Sto. Domingo #3535…. Sé que nunca olvidaré esa dirección, ya que ese santo y ese número dan una identidad al lugar en el cual conocí a mis hermanos, aquellos que a pesar de no compartir lazos sanguíneos, son con los que compartir los mejores momentos de mi vida. 7 años de penas y alegrías, de frustraciones y satisfacciones. Sé que la vida nos depara muchos más momentos juntos, ya que con ellos tenemos una conexión especial.

Como olvidar aquel día de marzo del año 2004, cuando por primera vez entraba al INBA, siendo un pendejo el cual lo único que quería era jugar y vivir la vida sin un rumbo claro, un pendejo inmaduro que a la larga empezó a odiar el INBA por esa “disciplina” que él no acostumbraba a practicar y que detonó con este wn repitiendo 7° Básico. Un duro golpe ya que nunca pensé que acabaría así mi nueva experiencia en un colegio municipal, pensé que me iría del INBA, en ese momento era lo único que quería, deseaba desaparecer, no saber de nada y nadie. Como muy seguido le digo a mis amigos en esos tiempos me sentía la “oveja negra” de la familia, viviendo a la sombra de mi hermano (que en aquellos tiempo era puntaje máximo nacional), sin duda no quería nada, fue un verano horrible de aquellos que encantado borraría de mi mente, saber que debería hacer un curso que ya había hecho era algo que no quería ni pensar.

Ya en Marzo del 2005 con un año más (12 años), el INBA me dio la oportunidad de volver a estudiar en él, a pesar de que mi estado conductual (condicionalidad), ellos me dieron la oportunidad de volver a jugármela y ser alguien. Fue así que nuevamente entré a cursar el 7° año, esta vez el 7°A (el año repetido fue en el D), nunca olvidaré este curso a pesar de que solo estuvimos juntos hasta el 2007, ya que por nuestra indisciplina fuimos disueltos y repartidos por todos los cursos de la generación. De este grupo humano rescato a cada una de las personas que pasaron por cada una de la salas que nos tocó utilizar, a pesar de ser los más desordenados fueron los primeros que me entregaron una gran responsabilidad, la cual fue presidirlos en 7° y 1°, honor que sin duda volvería a realizar, no por la imagen ni sentirme importante, sino por representar a cada uno de los hermanos que conocí en esos años.

Como ya dije anteriormente en 2008 me tocaría vivir una experiencia nueva y diferente, ya que mi antiguo curso había sido desarticulado, caí en el 2°C en este curso conocí a la gran Dinastía Ctm, nunca pensé que formaría tales lazos de amistad con la mayoría de los integrantes de este curso, será porque cuando éramos chicos tanto el A como el C tenían una gran rivalidad, como olvidar esos partidos en la cancha de tierra y sentir las penas y las alegrías por los diversos resultados que nos tocaba vivir. En más de alguna ocasión se me pasó por la mente que tendría que agarrar a combos con alguno de ellos cuando cursaba 7°, 8° o 1°, gracias a Dios nunca fue así ni tampoco cuando cursé 2°, por el contrario armé grandes lazos de amistad, conocí a grandes alumnos, compañeros y lo más importante conocí grandes amigos-hermanos, esos de verdad, con los que esperas seguir después del colegio, la universidad y llegar a viejos y decir junto a ellos, “recuerdas cuando”. Sueños que sin duda seguiré teniendo por el resto de mi vida y que espero cumplir.

Ya llegando al último ciclo de mi vida escolar en el INBA y habiendo elegido el electivo humanista, entré a cursar en el 3°D, también conocido como la letra del Distorsión, otro gran curso, en el cual he conocido grandes personas y donde algunos de ellos me han enseñado el significado de la hermandad. No olvidaré a estos individuos, con los cuales a pesar de haber compartido solo 2 años, siento como si los conociera por más tiempo, genial es ver que no existe mala onda dentro del grupo y de llegar a existir nunca explotó con una bronca entre las personas, muy lindo fue ver como el día que realizamos nuestra junta de curso todos compartían con todos sin excepción, ver cómo nos reíamos, nos emocionábamos y sentíamos que esos ya pasarían a ser parte de los hermosos recuerdos que tenemos del INBA y de cada una de las personas que conocimos dentro de él.

Estando a portas de cerrar mi ciclo escolar, que a diferencia de muchos fue de 13 años, aún no comprendo mis emociones, sin duda tengo mucha alegría por dar este gran paso hacia la educación superior (si dios quiere xD), pero a la vez tengo mucha pena, ya que no tengo la más mínima intención de moverme del INBA. Cuando repetí sentía que odiaba al internado, pero con la oportunidad que este me entregó de volver a jugármela y con los regalos que me obsequió, como lo son mis amigos no me queda más que dar gracias, gracias por demostrarme que no estoy solo y que ya nunca más lo estaré, gracias de saber que mi segundo hogar siempre estará disponible para mi, gracias por encontrar dentro de sus instalaciones a grandes personas como lo eran mis profesores, inspectores, tíos auxiliares, cada una de las personas que hacían que el establecimiento funcione como lo hace y por sobre todo a mis compañeros los cuales terminaron siendo mis hermanos de comunidad. Gracias por todas las lecciones y experiencias que aprendí dentro del internado y por sobre todo GRACIAS por la formación que se me entregó, cuando entré era un pendejo caprichoso, egoísta y mirador en menos, ahora gracias al Internado y a todas las personas que conocí dentro, veo todo distinto, los valores que cada una de las personas que conocí dentro del INBA junto a los entregados por mis padres, me han hecho una persona más integra y consciente del mundo en el que vivimos.

Por el INBA y por su gente no puedo sentir más que, gratitud, gratitud y gratitud

Felipe Barrera Soto (Compare Zana)

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